Historia Viva
Las Cinco Villas también son famosas por su historia. En su origen, en el año 1105, Alfonso I el Batallador, les otorgó su nombre, recogiendo primero a las cinco Villas más importantes de aquel entonces: Tauste, Sádaba, Uncastillo, Ejea de los Caballeros y Sos del Rey Católico. Esta denominación fue ampliándose, con el paso de los años, hasta congregar a todos los 31 municipios actuales.
Algunos de ellos son famosos por su pasado histórico. Es el caso de Sos, que vio nacer al rey Fernando II de Aragón, más conocido como El Católico. Esta localidad ejerció de capital de la comarca durante siglos. Hoy es Ejea de los Caballeros la localidad que ejerce esta función, siendo, además, el municipio de mayor demografía de la comarca.
Precisamente, Ejea de los Caballeros posee alguno de los espacios más antiguos de la zona, ya que las huellas arqueológicas se remontan a la Época de Bronce, como también sucede en Luesia, Castiliscar o Luna, en donde hubo una necrópolis, de la Edad del Hierro, en la que se encontró al famosa Estela de Tiñica.
Luego llegarían los íberos, que fundaron Valdestaus (Tauste). Tras ellos, la romanización, que dejó en la comarca magníficos ejemplos, como Los Atilios y La Sinagoga de Sádaba y los imponentes Bañales, de Uncastillo, zona en la que se realizan múltiples actividades destinadas a poner en valor este enorme yacimiento de 27 hectáreas de superficie, actualmente, en recuperación.
El medievo dejó su huella en forma de imponentes castillos, como el de Sádaba o las torres de Yecra y Óbano, en Luna, por las que realizan una bella ruta senderista; y también construcciones religiosas, como las románicas de El Frago, Navardún, Undúes, Pintano, Biel, Bagüés, Uncastillo y Biota, por citar algunos ejemplos. O el gótico, presente en la torre de Sádaba, que compite en esbeltez con la de Tauste, de estilo mudéjar.
Frente a ellos, los palacios y casas solariegas presentes en Sos del Rey Católico, Bagüés, Urriés, Los Pintanos y Ejea, ejemplos regios de construcción civil que compiten con la modernidad, presente en las huellas del desaparecido ferrocarril que unía Zaragoza con la comarca, por Tauste y Sádaba. Actualidad que también se refleja en los servicios que posee esta zona, especialmente, los turísticos, contando con más de 1.400 plazas de alojamiento, diseminadas por pequeños hoteles con encanto y más de 400 viviendas de turismo rural o zonas de acampadas, para los que quieran una experiencia en plena naturaleza.
Y todo, sin olvidar, la excelente gastronomía local, con productos frescos de la huerta, o elaborados, como mermeladas, patés o vinos ecológicos y creaciones dulces, especialmente tortas tradicionales, que invitan a degustar las Cinco Villas y vivirlas con los cinco sentidos.
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